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domingo, 20 de mayo de 2012

Los agricultores mantienen sus reservas sobre el resultado de la campaña de 2012

Afirman que la meteorología de este año ha sido «la más rara en muchos años»
 
El buen aspecto de los campos de cereal en la comarca burebana no acaba de tranquilizar totalmente a los agricultores que temen los vaivenes de la meteorología que han marcado la campaña desde su inicio.
De hecho, es una opinión general que este año ha sido «el más extraño de los últimos años con sequía durante el invierno, periodos alternos de lluvias y de altas temperaturas que afectan a las plantas», según los agricultores.
También estos caprichos meteorológicos han influido de forma notable en los trabajos en la tierra ya que, afirman, resultaba arriesgado hacer laboreos que puedan acabar siendo inútiles si el tiempo no acompañaba.
Por ello, pese a un evidente optimismo, no dan por segura una campaña en positivo, aunque el cambio de estos últimos días con la llegada del ‘agua de mayo’ aumente las posibilidades de un buen resultado.
De hecho, insisten en que pese al desarrollo apreciable de las plantas «queda aún por determinar que el peso del grano sea el adecuado» en la cosecha para lo que las condiciones meteorológicas han de seguir una regularidad.
De igual forma, los cambios bruscos de altas temperaturas a las lluvias, además del riesgo de las tormentas de pedrisco como las del pasado año, no resultan adecuadas para el grano. Según los últimos datos, la comarca burebana mantiene una cifra de superficie cultivada de 88.264 hectáreas en el conjunto del territorio destinándose a la producción cerealística 61.138 hectáreas, 24.126 hectáreas al girasol y el resto a cultivos como la amapola.
El alto rendimiento de las tierras lleva a sembrar absolutamente todo el terreno de cultivo disponible por la alta producción que se registra en la comarca burebana, lo que mantiene a este sector como motor económico de la zona.
De hecho, las malas perspectivas de otros sectores y las oportunidades en mercados nuevos para la paja ha llevado a una progresiva recuperación de antiguas parcelas ‘perdidas’. El uso de este residuo del cereal, que hace unos años resultaba muy poco rentable, le ha convertido en un apoyo importante a la hora de rentabilizar las explotaciones tanto en su vertiente como biomasa o destinado a la ganadería.

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