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miércoles, 20 de abril de 2016

Los POR QUÉS de que sea tan peligroso dar facilidades comerciales agrícolas a Brasil y Argentina

Citamos esos dos países porque son aquellos en los que pone el acento la Asociación General de Productores de Maíz de España (AGPME) al hacer referencia a las negociaciones Europa-Mercosur. Brasil y Argentina son dos de los principales productores y exportadores mundiales de maíz. Son países que aumentan su productividad y sus costes de explotación son muy inferiores a los europeos.

BRASIL

Es el tercer productor mundial de maíz grano y el segundo exportador mundial, tras Estados Unidos. La producción brasileña se ha duplicado en estos últimos diez años, merced al aumento de las superficies y de los rendimientos. La intensificación de la producción y el acceso a numerosas innovaciones (protección de las plantas y biotecnología) han permitido este gran desarrollo.
Brasil ha puesto en marcha una importante política de exportación para el maíz grano incluso a pesar de la intensificación de su uso en su mercado interno (para alimentación animal). Brasil exportaba 4,5 millones de toneladas hace diez años, frente a los 34,5 millones en 2014-2015.

ARGENTINA

Es en la actualidad el quinto productor mundial de maíz y el cuarto exportador. El sector del maíz en Argentina no se ha desarrollado adecuadamente en estos años por las restricciones que suponían a los productores las políticas de licencias y aranceles. No obstante, de cara al futuro, se prevé a medio plazo un aumento de las producciones y las exportaciones.

COSTES DE EXPLOTACIÓN EN MERCOSUR FRENTE A EUROPA

La Asociación General de Productores de Maíz de España expone además que “los agricultores sudamericanos se benefician de unos costes de producción muy reducidos, entre 60 y 80 euros por tonelada en el periodo 2010-2013 (frente a los productores europeos, con unos costes de entre 100 y 120 euros por tonelada)”.
Este diferencial de competitividad se explica porque esos países disponen de:
- Estructuras de producción más grandes.
- Buenos potenciales agronómicos.
- Acceso a biotecnología (OGM) y a fitosanitarios más eficaces y menos caros (prohibidos en la Unión Europea).
- Costes energéticos más bajos.
- Coste de mano de obra muy bajo.
- Una política monetaria flexible.
 
Fuente: Diariodelcampo

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